domingo, 9 de marzo de 2008

LA CIENCIA DEL FENG SHUI

Es una ciencia cuyos orígenes se pierden en la antigüedad. Se cree que comenzó a desarrollarse en China hace más de 4000 años basándose en una creencia arraigada en esta cultura, “que nuestro ambiente modela nuestras vidas”.

El Feng Shui se basó en el estudio de la naturaleza y sus ciclos, por ej: las estaciones del año (primavera, verano, otoño e invierno) o el día y la noche. De allí viene su nombre, Feng Shui literalmente significa "viento" y "agua".


Se dice que el viento lleva, transporta la energía o Chi y el agua es la que permite contener dicha energía.


El Feng Shui es por lo tanto el arte de hacer fluir y contener el Chi.


A través de su nombre podemos observar además que el Feng Shui trabaja en tres grandes planos directamente interconectados:


I. El viento, que se relaciona con el cielo, el Padre

II. El agua que se relaciona con la tierra, la Madre

III. Y el hombre que se relaciona con ambas.


En el habitar humano, esta ciencia destaca la atención cuidadosa sobre los espacios y objetos que nos rodean, determinando la distribución y decoración más favorable de un lugar a fin de lograr que el flujo de la energía sea óptimo y nutritivo para sus habitantes.


Para descubrir la energía o Chi, y posteriormente intervenir en ella, los antiguos maestros observaron como los ciclos de la naturaleza se cumplían en total armonía, entonces pensaron que debía haber un principio natural encargado de conseguir este equilibrio entre energías cósmicas opuestas, como lo cálido y helado, lo luminoso y oscuro, el viento y el agua, esto fue representado con el Yin y el Yang.

Mediante la concepción del Yin y el Yang podemos observar como se manifiesta la energía y como influye en los espacios que habitamos. Por ejemplo: el espacio iluminado del este u oscuro del sur en nuestro hogar.

Estas dos grandes calidades energéticas se dividen a su vez en agentes de acción los cuales son: la madera, el fuego, la tierra, el metal y el agua, cada agente tiene una vibración que se identifica con alguna aspiración humana, momento del día, estación del año, color, forma, materialidad y dirección.


"La humanidad puede evitarse calamidades y asegurarse su propio bienestar determinando el deseo divino con respecto a los distintos lugares y luego actuando de acuerdo a ellos

(Higuchi, 1983)